Las Cocinas Orientales son una de mis grandes pasiones, en particular la Japonesa, cocina que llevo años estudiando y practicando y de la que nunca dejo de aprender.
La cocina japonesa tiene mucho de ritual, de comunicación con los alimentos y de complicidad con las elaboraciones. Me enamoran sus formas ágiles y cromáticas, sus sabores especiales que nos devuelven a los orígenes, la subyugante gratitud de sus sencillas materias primas y el uso exquisito de lo natural en las presentaciones.
La enorme sencillez estética del sushi se enfrenta educadamente con la enorme complejidad de su elaboración haciendo que lo imposible parezca fácil y ofreciendonos unas delicadas presentaciones que, en su combinación de los elementos, son símbolos palpables de la naturaleza.
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