martes, 31 de agosto de 2010

PISTO DE LA HUERTA

Esta es la receta del pisto de la diosa. El otro día se pasó por mi casa y...le encantó. Va dedicada al dios, que es quien cocina en casa, y a fin de poder servir a mi diosa le entrego a él esta pequeña ambrosía.


Ingredientes :Cebolla , Ajo, Pimiento Verde, Pimiento Rojo ,Tomates ,Calabacín ,Berenjena ,Huevos de Casa ,sal.
Elaboración
Empezamos por limpiar y trocear las verduras en cuadraditos pequeños, Brunoise que se llama, los calabacines y la berenjena no hace falta pelarlos y el tomate debe estar bien pelado y sin pepitas. Con un poco de aceite de oliva se sofríen en primer lugar la cebolla y el ajo; cuando estén comenzando a hacerse añadimos los pimientos y lo dejamos todo que se haga a fuego lento. Cocinando cada verdura por separado, conseguiremos respetar los tiempos de cocción de cada una de ellas y que todas estén al final, en su mejor punto. Apunto, y valga la redundancia, que las verduras no deben estar en exceso hechas sino como diría un italiano, al dente. Cuando ya tengamos medio hechas las primeras verduras, veremos que los pimientos aun mantienen su color bastante vivo, añadiremos el calabacín y la berenjena y finalmente, el tomate. En unos diez minutos ya estará todo listo, es el momento de añadir los huevos que deben estar previamente batidos y se remueven a modo de revuelto pero con el fuego lento, que se vayan cuajando poco a poco.
Y así, poco a poco, seguiré ofreciéndoos lo mejor de mi.

COCINA JAPONESA



Las Cocinas Orientales son una de mis grandes pasiones, en particular la Japonesa, cocina que llevo años estudiando y practicando y de la que nunca dejo de aprender.
La cocina japonesa tiene mucho de ritual, de comunicación con los alimentos y de complicidad con las elaboraciones. Me enamoran sus formas ágiles y cromáticas, sus sabores especiales que nos devuelven a los orígenes, la subyugante gratitud de sus sencillas materias primas y el uso exquisito de lo natural en las presentaciones.
La enorme sencillez estética del sushi se enfrenta educadamente con la enorme complejidad de su elaboración haciendo que lo imposible parezca fácil y ofreciendonos unas delicadas presentaciones que, en su combinación de los elementos, son símbolos palpables de la naturaleza.